Destination Wedding
Existen posibilidades ilimitadas a la hora de personalizar una boda. Judith y Philippe lo tuvieron claro desde el principio, Valencia era su destino elegido.
Como ellos, muchas parejas eligen celebrar el día de su boda fuera de su ciudad, región o incluso en un país diferente. Y cada vez son más las bodas de este estilo. Hace algunos años, las bodas de destino únicamente representaban el 5% del total, mientras que en la actualidad, esa cifra ya ha aumentado hasta el 25%.
Son muchos los factores que propician este aumento de parejas que deciden casarse fuera de casa. Por un lado, aunque las destination wedding tienen unos costes extra que las bodas tradicionales no tienen, como el alojamiento y el transporte, son un filtro genial para celebrar el día perfecto con el número justo de invitados. Normalmente, son los amigos y familiares más allegados aquellos que reciben la invitación de los novios. Es por ello que suelen ser celebraciones más íntimas, emocionantes y divertidas.
Por otro lado, una destination wedding ofrece a los novios la posibilidad de elegir su lugar favorito o con un significado especial para la pareja, ya sea un país, una ciudad o incluso un paisaje de montaña o con vistas al mar. Se trata de encontrar el lugar que complemente a la perfección la personalidad de los novios y así poderlo disfrutar junto a los amigos cercanos y familiares.
Judith y Philippe viven en Hamburgo, en el norte de Alemania, aunque tienen mucha relación con Valencia ya que parte de la familia vive aquí. Así que cuando decidieron celebrar su matrimonio, no se lo pensaron dos veces, decidieron elegir Valencia por su clima agradable y por la cercanía al Mediterráneo. En breve podréis disfrutar en nuestro blog de su bodón con todo lujo de detalles, pero hoy queríamos centrarnos en otro aspecto de las destination weddings que las hace tan especiales, el welcome dinner o cóctel de bienvenida.
Normalmente, esta fiesta de bienvenida suele ocurrir el día de antes a la boda y tiene un carácter más relajado que facilita que tanto los novios como los invitados puedan saludarse, pasar tiempo de calidad y charlar. Es el setting idóneo para que los invitados se relajen, descansen de sus viajes, se relacionen los unos con los otros y se preparen para la boda del día siguiente.
En el caso de Judith y Philippe, el welcome dinner se celebró el viernes por la tarde, ya que su boda se iba a celebrar en sábado. Decidieron hacerlo al aire libre y con vistas al mar. Dos lujos que a principios de septiembre son complicados de conseguir en su país de residencia. El lugar elegido fue una de las terrazas del Hotel Balneario Las Arenas y el color predominante fue el blanco, tanto en la decoración como en el dress code de los invitados.
Buscábamos una velada elegante, pero distendida, con el carácter inconfundible de las noches blancas mediterráneas. Para ello, contamos con la colaboración de Grupo Altius para crear una iluminación espectacular compuesta por cientos de bombillas y linternas de papel colgantes que brillaron toda la noche.
Los invitados fueron llegando, recibidos por Judith y Philippe a ritmo de chill-out con influencias flamencas. Banda sonora que les acompañaría toda la noche y que compaginaba perfectamente con las referencias gastronómicas que Gourmet Catering había preparado para ellos. En un ambiente distendido, divertido y muy agradable, fue cayendo la noche y poco a poco los invitados se fueron retirando a sus habitaciones a descansar, porque lo vivido esa noche, no era sino el aperitivo de lo que vendría al día siguiente.
Lo captó todo con su cámara Javier Gurrea para que podamos revivir y disfrutar de nuevo, aquella noche blanca de verano que Judith y Philippe regalaron a sus invitados.