Cris & Germán
Hay historias que comienzan en el cole, cuando somos unos renacuajos con las hormonas alteradas, quien no recuerda esas primeras sensaciones en el estómago?
Lo que os vamos a contar hoy, nada tiene que ver, pero si hay un factor que coincide y es que se conocieron en la escuela en la que trabajan.
Os contamos la historia de amor de dos profes molones, ellos son Cris y Ger.
Cuando conocimos a esta pareja morimos de amor al minuto y medio. Ger un chico tranquilo y dulce. Cris es despierta y con una vitalidad que te envuelve. Podríamos decir que son como un puzzle perfecto.
Tras la reunión llego el mail con el siguiente asunto: “Queremos que participéis en nuestro gran día”. En seguida nos pusimos manos a la obra.
Recuerdo lo contenta que Cris se ponía cada vez que íbamos cerrando temas de la boda. Cuando digo contenta es muy contenta, tanto que se emocionaba y sus mails después eran de estos que contienen muchas vocales al final de sus palabras.
Por no hablar de sus pequeños chillidos, esos que al pobre Ger le dejaban sordo de un oído. Siempre nos lo contaba aunque a ella le daba algo de vergüenza y nosotras nos moríamos de risa.
Creamos un vínculo muy guay o como ella dice hicimos “convoy”.
La ceremonia civil tuvo lugar en el mismo espacio en el que hicieron la cena. Eligieron la Masía Aldamar para la ocasión. Ella llegaba en un bonito porche rojo conducido por su padre.
En la capilla se dieron el “Si quiero” frente a unos árboles en rama repletos de velitas que hacían del espacio con un ambiente muy cálido, muy “ellos”. Pompitas de jabón y arroz les esperaban a la salida.
El cóctel se ofreció en al patio interior de la finca compuesta por una fachada blanca y el suelo empedrado, de esos que tienen historia. Aunque fue en el mes de noviembre nos salio un día perfecto.
Allí Cris lanzo el ramo que, junto al resto de la decoración floral nos preparó Flores Vendrell. Fue un momento muy divertido.
Ger tiene una gran afición al surf, así que para la deco de la boda además de mobiliario escolar introducimos algún que otro detalle surfero.
El photocall estuvo ambientado con una gran pizarra y los típicos pupitres de colegio, que pintamos con los colores de su boda, naranja y azul. No faltaron detalles escolares, libros, máquina de escribir, tizas, reglas y por supuesto los cuadernillos rubio de toda la vida que nos hizo recordar aquellos maravillosos años.
En el salón donde ofrecieron la cena les esperaba una tarta con sus cake toppers personalizados que nos diseñó Lovely Paper, acompañados de una mesa dulce.
Sin duda, echaremos de menos las meriendas en su casa (todo requetemono, como no), en la que repasábamos los últimos preparativos y nos poníamos las botas con croissants y té.
Tuvimos el honor de contar con nuestra querida y amiga Cristina Yabiku, mejor que sus fotografías nadie puede plasmar como fue este día. Nosotras no podemos dejar de mirarlas una y otra vez.
Fotos by Cristina Yabiku , diseño grafico Lovely Paper, flores Flores Vendrell